Así de claro: Vacunarse es seguro. NO VACUNAR MATA

Artículo de Celia Fernández de Landa Lastra

Estos días es noticia que la justicia ha ratificado el rechazo del ayuntamiento de San Pol de aceptar a un niño sin vacunar en una guardería municipal. Ante la demanda de los padres, alegando su derecho a no vacunar a su hijo, la sentencia valoró otros derechos: los del resto de los padres y pequeños vacunados según aconseja la comunidad científica. La sentencia valora que un niño sin vacunar en un entorno de niños de cero a 3 años, etapa extremadamente vulnerable a enfermedades, puede suponer un serio peligro, tanto para el resto de pequeños como para sí mismo.

La sentencia es muy novedosa, pues en España la vacunación es voluntaria.

Seguro que se abrirá nuevamente el debate (si es que alguna vez se ha cerrado), sobre la utilidad y riesgos de vacunarse; si legislarlo y hacerlo obligatorio ante los nuevos casos habidos en Europa o dejar que los padres decidan lo que quieren hacer con sus hijos.

En cualquier caso, la noticia llega de forma muy oportuna, pues justo acabo de concluir un artículo sobre mi opinión documentada acerca de la vacunación, que ahora quiero compartir con vosotros en NUMEN.

                  JOVANMANDIC GETTY IMAGES/ISTOCKPHOTO

Actualmente ya no hay obstáculos médicos o técnicos que impidan erradicar enfermedades evitables como el sarampión o la poliomelitis, lo único que impide que desaparezcan es la resistencia de una parte de la población a la vacunación.

El sarampión sigue siendo una de las principales causas de mortalidad en niños de corta edad en todo el mundo. Se calcula que en 2016 murieron 89.780 personas por esta causa, la mayoría de ellas menores de 5 años, y ello a pesar de que existe una vacuna segura, eficaz y barata.

Se estima que entre 2000 y 2016, la vacuna contra el sarampión evitó unos 20,4 millones de muertes, lo que la convierte en una de las mejores inversiones en salud pública.

Ante estos datos estadísticos tan apabullantes, ¿cómo es posible que aún haya parte de la población que se resista a vacunar a sus hijos?

Según explica Amós García, presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV), el sarampión, que según la OMS se esperaba erradicar para 2020, ha reaparecido en buena parte de Europa debido a un descenso en la tasa de vacunación.

Analizando los datos del informe del European Centre for Disease Prevention and Control (ECDC), publicado el 18 de mayo del 2018, el sarampión avanza firme en Europa. Entre los meses de enero y marzo de este año se notificaron 4.809 casos en 31 países. Los países con más casos en el mes de marzo fueron Francia (753 casos), Grecia (549 casos) e Italia (326 casos).

Amós García explica que, aunque la tasa de vacunación en España es muy alta y «es difícil que ocurra algo similar», hay que tener en cuenta que hay una corriente peligrosa en contra de las vacunas. El experto divide esta corriente en cuatro grupos: «los padres que no pueden vacunar a sus hijos porque tienen alguna enfermedad que supone un riesgo, los niños que no tienen acceso por estar marginados socialmente, los padres que tiene dudas razonables sobre la necesidad de vacunar de una enfermedad que supuestamente está extinta, y los que no vacunan porque están en contra del sistema y proponen una vida alternativa».

El presidente de la AEV asegura que «hay que escuchar todas las opiniones, y educarlos». Alaba también la recuperación de la sanidad universal para que la tasa de vacunación alcance a todos los niños, y añade, en relación a los que buscan métodos más naturales para mejorar el mundo, que «lo único que puede hacer evolucionar el mundo realmente es el conocimiento, y la ciencia».

Es importante destacar que, siguiendo la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMC), el objetivo de las autoridades sanitarias en España es alcanzar un nivel de cobertura del 95% en las personas de riesgo para garantizar la inmunidad grupal.

 Los niños muy pequeños, los que tienen sistemas inmunes comprometidos por el cáncer u otras enfermedades, dependen de la inmunidad grupal como única forma de protección frente a las enfermedades que son prevenibles por vacunación.

 “Un virus salta de una persona a otra, pero si una de ellas está protegida, el virus ya no puede ir más allá”, explica Vandelaer asesor principal sobre Inmunizaciones del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

“Cuando hay muy pocos niños que no están inmunizados, en realidad están protegidos por los niños a su alrededor. Por eso es importante vacunarse, no solo para proteger a las personas individuales, sino también para proteger al grupo”, recomienda el asesor de Unicef.

Personalmente creo que la clave para frenar el escepticismo y la resistencia de algunos padres a vacunar a sus hijos está en la EDUCACIÓN.

El Dr. Alexis Kalergis, inmunólogo y creador de la única vacuna contra el virus sincicial que existe en el mundo, cree que “la tendencia de no vacunar a los niños ocurre por desconocimiento”. Señala que el error se debe a que las generaciones actuales desconocen las graves consecuencias de unas enfermedades que están prácticamente desaparecidas. Su opinión es muy clara: “las vacunas son las únicas herramientas desde la medicina que han logrado erradicar enfermedades”.

“La viruela y la polio son enfermedades terribles. Pueden matar a las personas o dejarlas con secuelas de por vida”, continuó el especialista. “Si pensamos en los papás de hoy, ellos están todos vacunados. Esto, porque sus padres, abuelos de los niños actuales, sabían lo que es la polio, la viruela o el sarampión. Conocían las consecuencias y ante eso vacunaron a sus hijos”, explicó el Dr. Kalergis.

Al ser enfermedades silentes, para que las personas vacunen a sus hijos y sean conscientes de las graves consecuencias o incluso del riesgo de muerte que tienen ciertas enfermedades, es necesario que conozcan y comprendan de qué los están protegiendo. Por eso uno de los proyectos del Dr. Kalergis es la construcción de un museo donde se muestre mediante fotografías y videos los terribles síntomas y consecuencias de enfermedades que hoy no existen gracias a las vacunas.

Otro temor que impulsa la tendencia de “no vacunar” son los efectos secundarios. Sin embargo, el Dr. Kalergis aclara que “otros medicamentos como la aspirina también pueden tener estos efectos, pero el beneficio para el individuo vacunado es mayor”. El especialista señaló que al no vacunar a un niño también se expone a quienes lo rodean, incluso a los propios padres, pues la inmunidad disminuye con el tiempo.

Trágico es el caso de la joven francesa de 17 años Marine Eraville, que falleció el pasado Julio de 2018 como consecuencia de complicaciones neurológicas ligadas al sarampión. Marine había recibido un trasplante de corazón y a principios de 2018 inició un tratamiento que debilitó su sistema inmunitario. Ella era una de esas personas que no podía ser vacunada y que se hubiera beneficiado de la inmunidad grupal. Pero en un país como Francia, en que la tasa de vacunación ha caído en los últimos años, al disminuir la cobertura vacunal la protección de grupo desaparece.

                                                                                                      Marine Eraville.

 

Esto abre el debate sobre la postura que deben escoger las autoridades.

En los últimos meses, en Europa, se ha podido ver como varios países con problemas similares han encarado de forma distinta el fenómeno de la caída de las coberturas vacunales y la aparición de brotes de enfermedades inmunoprevenibles. Como ya habíamos mencionado antes, los principales brotes se han dado en Francia (753 casos), Grecia (549 casos) e Italia (326 casos).

En Italia, el gobierno ha tomado la decisión de que todos los padres deben vacunar a sus hijos (hasta los seis años) si quieren inscribirles en una guardería o escuela. Igualmente establece sanciones para los padres infractores. El gobierno zanja así el debate que enfrentaba a quienes defienden la necesidad de vacunar a los niños para evitar contagios y aquellos que advierten de los supuestos peligros que las vacunas pueden traer consigo.

Francia, al igual que Italia, ha optado por establecer la obligatoriedad de ciertas vacunas mientras se den las circunstancias de necesidad con las que la han justificado.

Se suman así a los 13 países comunitarios donde vacunar a los niños es obligatorio.

Sin embargo, en Grecia, donde la vacunación era obligatoria desde 1999, en mayo de 2017 y pese a la situación de caída de las coberturas vacunales y brotes de sarampión sufridos, se decidió derogar dicha obligatoriedad.

15 países no contemplan un calendario de vacunación obligatorio para los niños. Entre ellos se encuentra España, donde únicamente hay recomendaciones y no existe un único calendario de vacunación, pues cada Comunidad Autónoma marca el suyo. Aunque bien es cierto que, en nuestro país, la ley regula la posibilidad de forzar a una familia a vacunar en caso de grave riesgo concreto para la salud pública.

 

La vacunación obligatoria está ligada a controversia desde siempre y no parece aventurado decir que así seguirá siendo. Si bien la vía normativa, por sí misma y sin otras medidas acompañantes, es, muy probablemente, un camino de escaso alcance a medio-largo plazo; ya que no siempre conduce a una mejora sostenida del cumplimiento de los programas de vacunación, los cuales son difíciles de implementar, suelen polarizar los puntos de vista en el debate social y como consecuencia derivar en una menor confianza en las autoridades y profesionales sanitarios (BMJ. 2017;358:j3429Nature. 2018;553:249-50); también es posible que, de forma puntual, sea una opción táctica aceptable para salvar situaciones de alto riesgo sin otras alternativas factibles a corto plazo (Lancet Infect Dis. 2017;17:1099).

Desde luego, mi opinión es, que si se pueden destinar millones de euros a causas tan loables como la violencia de género; también se puede dedicar una pequeña parte del presupuesto a campañas de concienciación sobre las consecuencias de no vacunarse, tanto por la gravedad de las enfermedades contra las que nos vacunamos (todas ellas pueden ser mortales o dejar terribles secuelas), como por la responsabilidad para con el grupo que tenemos si no lo hacemos. Igualmente es necesario mejorar las medidas de prevención avisando a los padres de cuándo les toca vacunar a sus hijos y haciendo hincapié en que muchas vacunas, como la del sarampión precisan de varias dosis.

En una época con tanta movilidad geográfica como esta, la única forma de parar la propagación de este tipo de enfermedades es consiguiendo que un 95% de nuestra población esté bien vacunada.

 

Recordadlo siempre: VACUNARSE ES SEGURO Y SALVA VIDAS. NO VACUNARSE MATA.

 

Espero que este artículo sea de vuestro agrado. Y no dudéis en comentar. Me encantaría conocer vuestra opinión al respecto.

 

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