Charles Frederick Worth: Padre de la alta costura.

La vida de este apasionante diseñador inglés (1825-1895), le llevó a revolucionar el mundo de la moda, llegando a vestir a personalidades de la realeza y la nobleza del viejo continente, muchas de las cuales quedarían inmortalizadas por grandes retratistas de la época llevando sus creaciones. Pero también supo ajustarse a los cambios sociales de su tiempo, logrando que su influencia trascendiera los límites del guardarropa de la aristocracia para que todo el mundo siguiese sus dictados.


Texto: Martha Maestre Beristain.

Worth nace en el Reino Unido, donde empezaría su trayectoria con dos firmas importantes: Swan & Edgar`s y Lewi´s & Allenby, dejando Inglaterra con esta última. En 1845 se establece en París con Gagelin´s, en donde conocería a su mujer, Marie Vernet, una modelo de dicha casa.

En 1850 diseña para su mujer un par de vestidos, para que los utilizase mientras desfilaba con las telas de la empresa. A los clientes les entusiasmó, encargándole algunos modelos. En ese año la empresa decide abrir un pequeño departamento donde Worth se encargaría de diseñar. Viendo la aceptación de sus modelos, el director de la empresa incluye algunos un año después en un stand de la Feria Internacional del Palacio de Cristal en Londres.

En 1855 expondría en la Exposición Universal, presentando un nuevo tratamiento de cola sujeto por los hombros en vez de a la cintura como se llevaba hasta entonces, el traje ganaría una medalla en dicha exposición. Y en 1856 Worth dejaría Gagelin´s para formar una sociedad con un comerciante sueco, abriendo una tienda en el número 7 de la Rue de la Paix.

En 1858 se haría con su primera clienta importante: la Princesa Pauline Sandor de Metternich, considerada una de las mejores damas de la moda parisina, con gran influencia en la materia. Era esposa del embajador austriaco e íntima amiga de la Emperatriz Eugenia de Montijo. Llevando uno de sus diseños en una recepción en la corte, la Emperatriz fascinada por el diseño quiso conocer al joven creador, nombrándolo más tarde proveedor de la casa Real; llegando incluso a incorporar el sello real a su firma.

Durante la siguiente década vistió a grandes personalidades, tales como la Gran Duquesa María de Rusia o la Reina Margarita de Italia. Pero quizás le debió sobre todo su fama a la Emperatriz Isabel de Austria o a la Emperatriz Eugenia Montijo, siendo estas retratadas por el pintor Winterhalter vistiendo trajes suyos para la posteridad.

En 1870 Worth cerraría por primera vez sus puertas como muchas otras firmas en la moda, obligado por las circunstancias, al entrar las tropas prusianas en París. Dejando atrás el pasado para formar una nueva era en la moda, en 1871 Worth abriría de nuevo sus puertas en el número siete de la Rue de Paix, ya sin su socio capitalista Bobergh puesto que éste vendió sus acciones por miedo a dar el paso en una nueva era de gran incertidumbre política y social.

Ahora las modas de París, hasta entonces implantadas por la nobleza, se reflejaban en los nuevos cambios sociales. Worth también temió en un principio a los cambios, pero sabría adaptarse a la perfección a todas sus épocas vividas.

En los teatros era donde las mujeres hacían parte de sus vidas sociales y se dejaban ver con sus mejores y elegantes trajes para estrenar. Las actrices fueron sus mayores fuentes de ingresos en esa época, ya que se convertirían también en sus más destacadas embajadoras y publicidad de la alta costura, sobre todo en la sociedad parisina dentro y fuera de los escenarios, viviendo siempre con grandes lujos, teniéndose que hacer con un sobresueldo proporcionado a su grado de importancia como actriz y por la cantidad de protegidos que tuvieran, para poder permitírselo. La gente exigía de ellas verlas con las últimas creaciones en alta costura parisina, así las actrices con los mejores vestidos conseguirían los mejores papeles de obras, puesto que de ellas dependía conseguir un amplio guardarropa, Vivían por encima de sus posibilidades rodeadas de gran lujo como si de un desfile o una gran obra teatral rodeaban sus verdaderas vidas glamorosas en todo momento, siendo así como el público quería verlas, como en el caso de estas dos grandes figuras de la época, Sarah Bernhardt o Eleonora Duse, vestidas siempre por el gran modisto.

La reputación de Worth tanto tenía que ver con la calidad de sus prendas como con sus innovaciones en siluetas. En 1856 fue el mayor impulsor de la crinolina hasta tal punto que le pusieron el nombre de “Monsieur crinoline”. Esta vino a sustituir la cantidad de enaguas superpuestas e impuestas por las modas de entonces. Worth no estaba demasiado satisfecho con ella, todos los diseñadores la utilizaban y la pusieron de moda a pesar de atribuírsele el mérito.

En 1864, cansado de las críticas, implantaría una nueva silueta, que era en realidad una modificación de la crinolina, ésta no disminuía la cantidad de tejido, pero se ajustaría por delante, llevando el exceso de tela hacia atrás para definir la silueta, cosa que escandalizó al marcar el abdomen. Teniendo este que inventar numerosos estilos de camuflaje, como solución al problema, usó sobrefaldas y recogidos en la parte trasera de las faldas, otra innovación seria el cambio que dio a la forma de sus sombreros para despejar así el rostro de la cara.

A comienzos de los 70 la silueta implantada por Worth fue tan desproporcionada que tuvo que añadirle un nuevo soporte para que la falda no perdiera su forma inicial por la cantidad de tejido utilizado, para entonces la mujer se había vuelto a acostumbrar como en el caso de la crinolina, a este nuevo artilugio lo llamarían polisón.

Worth compensó el gran tamaño de los estampados y de las faldas con un aumento de mangas utilizándolas voluminosas y abullonadas, éstas ensanchaban el tamaño del brazo y subían por encima del hombro. Dichos modelos de manga fueron tales como las mangas de farol o de jamón. Empezaría a interesarse más por el corte de la prenda, el objetivo era crear un mayor ajuste del modelo experimentando con cortes funcionales así como con otros simplemente decorativos. Inventó un nuevo corte de vestido llamado princesa que fue novedoso ya que estaba cortado de una sola pieza mientras que los vestidos hasta entonces sólo se veían de dos piezas.

Otra de sus ideas fue el modo de cortar las faldas mediante paneles al bies, creando una silueta de forma cónica. La simplicidad del corte supo compensar con abundantes ornamentos costosos tales como galones, cintas, cordones, puntillas, lazos y pasamanerías, de tal manera que se le llegó a denominar moda mercería. El aprendizaje adquirido en el campo textil en Londres, así como su gran dominio de técnicas en el corte, le ayudarían a probar distintas técnicas con estampados de mayor complicación.

Los tejidos eran de gran tamaño, asimétricos, de líneas simples y nada recargados, al contrario de como se habían llevado hasta entonces. Era una novedad para los estampados tradicionales de la época, ya que estos no estaban pensados para seguir la forma del cuerpo. Supo combinar con gran maestría estampados con flores y plumas colosales de gran colorido así como hojas de tamaño gigantesco o enormes pájaros. Estos estampados se adaptaban perfectamente a la nueva silueta de Worth, menos complicada, más sencilla y con menos cortes.

Según fue creciendo el negocio, Worth fue mandando a fabricar los tejidos con casas textiles importantes como en el caso de casas de Lyón, donde se los hacían con anchos especiales y diferentes al del resto de los otros modistos, le hacían tanto telas como adornos especiales y exclusivos con diferentes anchos según los pedidos de telas o de pasamanerías como bandas de encajes, puntillas o pedrerías.

Su gran dominio textil se destacaría especialmente a finales del segundo Imperio pues en ese periodo una mujer solo podía vestir de blanco en las recepciones de la Corte, siendo así un problema si vestían dos mujeres iguales. Worth haría trajes en cada temporada siempre diferentes para cada clienta año tras año, siendo esto otra novedad. La mayoría de las veces siendo siempre en blanco, experimentó con diferentes materiales, texturas y adornos.

Diseñó trajes de tarde y paseo, pero lo que realmente le dio fama fueron sus trajes de ceremonia y sobre todo los de noche, estos últimos a menudo en blanco, aunque también usaría tonos pasteles, tonos claros o apagados, malvas, azules o rosas en tonalidades suaves. Más adelante utilizaría colores inspirados en la iluminación que creaban los bailes nocturnos tales como púrpuras, granates y verdes oscuros a los que a menudo aplicaba toques de oro y rojo. Solía adaptar a los gustos de su clienta, pero en sus colecciones presentaba toda una serie de modelos en el mismo color o modelos que giraban sobre un mismo tema.

Su nombre crecería hasta convertirse en el Progenitor de la alta costura, reconocido hasta nuestros días, siendo la importancia de este diseñador en la historia de la moda muy notable ya que llegó a ser el primer creador al que se atribuyó la categoría de celebridad, realizando diseños con un método muy sencillo, y firmando sus prendas como si de obras de arte se tratasen, poniéndoles etiquetas con su nombre. Se hizo acreedor al título del “Rey de la costura” ya que gracias a sus recursos comerciales y publicitarios, unidos a su indiscutible talento, logró que su influencia trascendiera los límites del guardarropa de la nobleza para que todo el mundo siguiese sus dictados. La palabra “couturier” es decir, modisto, se creó especialmente para calificarle, ya que anteriormente sólo existían las modistas, de menor rango, y los hombres solían dedicarse a la sastrería. En un nuevo concepto de diseñador, debió de ejercer de creador, artista, y genio de las relaciones publicitarias y director de una empresa para poder destacar de los artesanos con aptitudes.

Worth murió en 1885, la empresa se cambió en 1936 a la Rue du Faubourg Saint Honoré, trasladándose en 1946 a Londres, y esta última se cerró en 1954, siendo dirigida desde la muerte del creador por sus hijos y sus nietos, hoy en día solo encontramos la firma en una línea de perfumes. Worth fundó en 1858 un organismo que controló las casas de alta costura, y en 1880 con la dirección de Gastón worth hijo de Charles Worth la Sindycale de la Couture se convirtió en la Chambre Sindycale de la Couture Française.

 

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