
La exposición “Brueghel: Maravillas del arte flamenco”, que se exhibe en el Palacio de Gaviria entre el 7 de Octubre de 2019 y el 12 de Abril de 2020, es una oportunidad única para conocer más a fondo la obra de una saga que marcó la historia del arte europeo entre los siglos XVI y XVII y que nunca ha perdido su interés y vigencia.
Organizada por Arthemisia España y comisariada por Sergio Gaddi, está compuesta por cerca de un centenar de piezas representativas de esta familia de pintores, cuyo imaginario es reflejo de todo un periodo histórico. Esta muestra llega a España tras su paso por ciudades como Roma, París o Tel Aviv, además de varias sedes a en Japón (Tokio, Toyota, Sapporo, Hiroshima y Koriyama), donde ha contado con una gran acogida por parte del público.
En la exposición se puede contemplar una amplia selección de obras de los miembros más destacados de la familia: Pieter Brueghel el Viejo, Pieter Brueghel el Joven, Jan Brueghel el Viejo, Jan Brueghel el Joven, Jan Pieter Brueghel, Abraham Brueghel y Ambrosius Brueghel. Para una mejor comprensión del universo pictórico de la época, se añaden piezas representativas de una veintena de artistas entre las que destacan ‘Los pecados capitales’ del Bosco, ‘La torre de Babel’ de Marten van Valckenborch y Marten van Cleve y su espectacular colección de seis tablas dedicadas a la “Boda de un campesino” (1558-1560).
La muestra, agrupa las obras bajo los grandes temas que trataron los miembros de la dinastía Brueghel, ocupando de esta forma las diferentes salas del Palacio: «El juicio moral, entre la salvación y la condena», «La Reina Naturaleza», «Soldados y cazadores bañados en luz invernal», «Alegorías, historias maravillosas», «Relatos de viajeros y de mercaderes», «Gloria y vanidad de la vida silenciosa» y «El baile de los pobres» son los distintos títulos de cada una de las secciones que la integran.
El juicio moral, entre la salvación y la condena.
El recorrido parte del renombrado fundador de la saga, Pieter Brueghel el Viejo (hacia 1525-1569). El artista inició su formación en el refinado taller de Pieter Coecke van Aelst y no tardó mucho en descubrir las visiones fantásticas de El Bosco, cuyas obras visionarias lo fascinaron e influyeron hasta llegar a ser calificado de «segundo Bosco». Realizó la mayor parte de su trabajo durante los años en los que el duque de Alba, enviado por Felipe II, tenía como misión obtener la conversión forzosa de los protestantes en los Países Bajos. Culto, estoico y conocedor de las ideas de Erasmo de Róterdam y Tomás Moro, Pieter Brueghel el Viejo se verá fuertemente influenciado por este clima de tensión religiosa. De esta manera, sus óleos ilustraron proverbios y dichos populares de una manera realista, reflexiva, provocadora, incisiva y no siempre fácil de interpretar, dando pie a una obra rica en contenidos morales. En sus representaciones de paisajes con figuras de campesinos y en sus escenas de la vida rural, se interrogaba de forma permanente acerca de la condición de la persona y del mundo, al tiempo que criticaba de manera sarcástica los vicios humanos. La mayor parte de su obra perteneció desde los inicios a coleccionistas privados, lo que hacía complicada su difusión; su fama inicial se debe en gran parte a su primogénito, Pieter Brueghel el Joven (1564-1637), que para poder mostrarla, realizó numerosas copias de sus lienzos.
La Resurrección (Pieter Brueghel el Viejo, aprox. 1563) y El Juicio final (Pieter Brueghel el Viejo y Pieter van der Heyden, 1558), son algunas de las obras que se muestran en esta primera sección.
La reina Naturaleza.
Entre las creaciones que brotaron del pincel de Pieter Brueghel el Viejo, se encuentran varias en que la naturaleza es su principal protagonista. Paisajes a vista de pájaro, cuyo punto de observación, extremadamente alto, da una sensación de inmensidad irreal que parece reducir las figuras humanas a elementos diminutos a merced de su entorno.
El segundo hijo de Pieter Brueghel el Viejo, Jan Brueghel el Viejo (1568-1625), fue su principal continuador en este tipo de representaciones, aportando aún más libertad en sus interpretaciones, que expresaban la limitación humana ante el poder de los elementos en un mundo tan lleno de peligros como fascinante. Su técnica pictórica –de una perfección capaz de conferir a la pintura sensaciones casi táctiles–, le valió el sobrenombre de “Brueghel de Terciopelo”.
Pasaje con la parábola del sembrador (1557, Pieter Brueghel el Viejo y Jacob Grimmer) y Paisaje del río con bañistas (ca. 1595-1600) son algunos de los ejemplos de esta fascinante representación de la naturaleza.
Soldados y cazadores bañados en luz invernal.
La sección está dedicada a la obra de Pieter Brueghel el Joven,, que aseguró la difusión de la obra de su padre realizando copias de sus cuadros, como es el caso de la Trampa para pájaros (1601).
Sin embargo, Pieter Brueghel el Joven contó también con obra propia y adoptó un estilo más próximo a la narración contemporánea. Sus piezas analizan los hechos sin grandilocuencia alguna, atento incluso a los aspectos más brutales de la vida, tales como soldados que matan sin piedad, cazadores que regresan a la aldea, campesinos borrachos, toscos artesanos… manteniendo siempre en sus pinturas un tono irónico, junto con una sorprendente e imprevisible alegría de vivir.
Obras como ‘El castillo de Ouderkerk’ o ‘Aldea flamenca en invierno con patinadores’;
son claros ejemplos que muestran esa luz invernal.
Alegorías, historias maravillosas
La dinastía Brueghel se enriquece con nuevos protagonistas en la figura de Jan Brueghel el Joven (1601-1678) –hijo de Jan el Viejo– que heredó el estudio de su padre e ingresó en la Guilda de San Lucas, uno de los gremios de artistas y artesanos flamencos de mayor prestigio. Además de alcanzar gran éxito a través de la venta de los cuadros heredados de su padre; con la ayuda de Rubens, Jan el Joven terminó aquellos que estaban incompletos y realizó nuevas obras dentro de un estilo muy personal. Dedicó gran parte de su carrera a tratar el tema de las alegorías, que explicaban conceptos tan intangibles como el amor, la guerra, la paz, los elementos de la naturaleza y los sentidos humanos.
En esta exposición podemos admirar varias de las composiciones alegóricas creadas por Jan Brueghel el Joven y Ambrosius Brueghel.
Relatos de viajeros y de mercaderes.
En la primera mitad del siglo XVI, Amberes era en el nuevo centro económico del mundo occidental, siendo llamada la ciudad de los mercaderes. La pintura era el medio por el que se inmortalizaba la vida de los viajeros y los mercaderes, lo que dio lugar a creaciones cada vez más valoradas y difundidas. Por este motivo, los dibujos de los mejores artistas servían de modelos para realizar grabados y estampas cuyo éxito era considerable, gracias también a su mayor facilidad de distribución y venta.
Destacan en esta sección Barcos de vela junto a un castillo (1600), Viajeros con carro en un camino rural (1610), ambas de Jan Brueghel el Viejo, y Camino del mercado (1630), de Jan Brueghel el Joven.
Gloria y vanidad de la vida silenciosa.
En los Países Bajos de mediados del siglo XVII, la pintura de género floral y el bodegón transmitían un mensaje moral contenido en la idea de la vanitas (vacuidad, insignificancia), puesto que cualquier manifestación de la belleza, fuera física o naturalista, estaba destinada a sucumbir al inexorable paso del tiempo.
Uno de los once hijos de Jan Brueghel el joven, Jan Peter Brueghel (1628-1664), se dedicó al género floral. Mientras que otro de sus hijos, Abraham Brueghel (1631-1690), es un claro representante del bodegón flamenco,que ensalzaba el culto a lo raro, lo valioso y lo exótico .
Naturaleza muerta grande con frutas en un paisaje (Abraham Brueghel, 1670) o Naturaleza muerta con ave exótica (Abraham Brueghel, 1670) destacan por su exuberancia en esta sección.
El baile de los pobres
Los artistas de la saga Brueghel se caracterizaban por ser grandes observadores de la sociedad de su época. Sus obras nos hablan de la vida cotidiana; campesinos, borrachos, mendigos se muestran en sus obras en su transcurrir diario, ajenos al observador. Sin tintes moralistas, Pieter Brueghel el Joven tiñó su mirada de indulgencia, participando muchas veces en el día a día de sus convecinos. Esta actitud deriva del pensamiento estoico heredado de su padre, quien concebía el universo como una estructura gobernada por la racionalidad en la que todo ser vivo tenía un papel específico y un lugar asignado.
Un gaitero y un caminante en una aldea (ca. 1580-1590) y Siete obras de misericordia (1616) de Pieter Brueghel el Joven son claros ejemplos de esta representación de la vida popular.
A parte del indudable valor de la obra de la saga Brueghel, hay que añadir, que la muestra que organiza Arthemisia España en el Palacio de Gaviria, es especialmente singular porque permite ver obras como Pareja de bodegones con flores, de 1660; y un ciclo de cuatro cuadros que representan la Alegoría de los elementos: tierra, fuego, agua y aire, de 1645 de Ambrosius Brueghel (1617-1675), artista poco conocido y escasamente estudiado.
INFORMACIÓN
- Precio: 14 € entrada general con audioguía | 12€ entrada reducida con audioguía | Gratuita
- Horario espacio y taquilla:
De lunes a jueves y domingos de 10h a 20h
Viernes y sábados de 10h a 21h *La taquilla cierra una hora antes.
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