La Biblioteca Nacional expone por primera vez el ‘Cantar de mio Cid’

Texto: Condesa de Bobadilla.

La Biblioteca Nacional de España (BNE) inaugura, el miércoles 5 de junio, la exposición Dos españoles en la historia: El Cid y Ramón Menéndez Pidal, la cual permanecerá abierta hasta el 22 de septiembre.

Con motivo de esta muestra, se expondrá por primera vez al público, una de las joyas más preciadas de su colección y del patrimonio bibliográfico español en general: el códice único del Cantar de mio Cid, donado por la Fundación Juan March a la BNE en 1960.

El Cantar de Mio Cid constituye la primera gran obra de la literatura española escrita en una lengua romance. Compuesto por versos anisosilábicos de asonancia monorrima, este cantar de gesta relata las hazañas heroicas inspiradas libremente en los últimos años de la vida del caballero castellano Rodrigo Díaz, el Campeador. Se trata de una obra, en principio anónima, que ha llegado hasta nosotros gracias a una copia manuscrita de 3.730 versos, realizada por Per Abbat en torno al año 1207. Respecto a la autoría no hay una opinión unánime. Algunos estudiosos creen que sí es Per Abbat el autor, y no un simple copista. Por el contrario, otros especialistas en la obra, opinan que el poema fue escrito por dos poetas juglares: uno de San Esteban de Gormaz, buen conocedor y próximo a los hechos que narra, que escribiría muy cerca de la realidad histórica y sería el autor del cantar primero (el del destierro); y otro de Medinaceli, más tardío y alejado de los hechos históricos del Cid, que poetiza más libremente, introduce adiciones novelescas, y que sería el que compondría los dos últimos (el de las Bodas y el de la Afrenta de Corpes). Otras interpretaciones sostienen la existencia de un único autor y retrasan su composición a principios del siglo XIII.

El tema central del poema es la honra del héroe: la pérdida y la recuperación de la honra por parte del héroe castellano es el motor de la obra, y en torno a ello se disponen los acontecimientos. El objetivo del Cid en los dos primeros cantares es conseguir el perdón del rey. El tercer cantar se organiza en torno a la recuperación de la honra perdida por la afrenta de Corpes. La ascensión del héroe se consigue tanto por su esfuerzo personal como por su confianza en la justicia.

Del Cantar de Mio Cid se ha dicho que es el bello pórtico de nuestra literatura medieval.

El códice hasta nuestros días

El camino recorrido por este códice es largo. Las primeras noticias sobre el códice; que es en sí una copia hecha en el siglo XIV de un original anterior, que sería el firmado en 1207 por Per Abat;  nos remontan a 1596, al ser encontrado en el archivo de la localidad burgalesa de Vivar del Cid, en Burgos. Este es el pueblo del que tomaría su nombre Rodrigo Díaz. Como explica el profesor de la Universidad de Zaragoza Alberto Montaner, uno de los principales especialistas en el poema, El Cid era el protagonista histórico de las hazañas que cantaban los juglares de la zona, y que en algún momento, entre finales del siglo XII y principios del XIII, alguien decidió perpetuar fijándolas por escrito. 

De allí fue trasladado al convento de las monjas clarisas del mismo pueblo donde permaneció hasta 1776, momento en el que Emilio Llaguno y Amírola, secretario del Consejo de Estado, sacó el manuscrito para llevárselo a Tomás Antonio Sánchez, bibliotecario real para su estudio y edición. El compromiso era devolverlo después, pero esto último no ocurrió, y los descendientes de Llaguno se lo acabaron vendiendo décadas más tarde al bibliófilo Pascual de Gayangos, que a su vez lo vendió en torno a 1858 al primer marqués de Pidal.

Gayangos, en todo caso, se lo había ofrecido antes al Estado, que no mostró interés en adquirirlo, según destaca Montaner, quien hace poco más de una década publicó una de las ediciones más completas del poema, habiendo accedido al códice con tecnologías de imagen que le permitieron sortear reescrituras y manchas hasta llegar al origen. Como el historiador aclara: “Algunos pasajes, a simple vista, no se pueden leer”.

Aunque el códice está hecho de material fuerte y resistente, probablemente piel de cabra, ya desde el principio, la tinta en algunos puntos era tan tenue que quienes trabajaron sobre él lo repasaban para verlo más claro o le aplicaban ácidos que ennegrecían la tinta para hacerla más legible. El problema es que el uso de estos ácidos, dejaban luego dejaban una gran mancha sobre el escrito.

Así lo hizo en 1596 Juan Ruiz de Ulibarri, quien copió el Poema del Cid, en la versión del siglo XIV que había en Vivar. El uso de productos químicos se extendió hasta el siglo XX. El propio Menéndez Pidal admitió haber empleado sulfhidrato amónico y, en tres ocasiones, prusiato amarillo de potasa y ácido clorhídrico, según se recoge en un estudio de Timoteo Riaño y María del Carmen Gutiérrez.

Desde entonces, el códice ha permanecido en la familia del marqués de Pidal,  siendo objeto de estudio por parte de expertos del más alto nivel, entre los que ha destacado especialmente Ramón Menéndez Pidal.

 

Las manos de Ramón Menéndez Pidal acarician el códice del «Cantar del mio Cid» en 1960 - ABC
Las manos de Ramón Menéndez Pidal acarician el códice del «Cantar del mio Cid» en 1960 – ABC

A finales de 1960, los herederos de Alejandro Pidal ponen en venta el códice por el valor de 10 millones de pesetas.  La BNE pidió ayuda para poder adquirirlo, sin embargo la Fundación Juan March lo termina comprando y donando de forma  “pura e irrevocablemente” al Estado, según recogió la Revista de Archivos y Bibliotecas. En la primera carta a la fundación, el entonces director de la Biblioteca Nacional, Cesáreo Goicoechea Romano, insistía en “la trascendental importancia de la oferta de este primer documento de la literatura española”.

El 20 de diciembre de 1960 se firmaba en la Fundación Juan March la escritura por la que donaban el manuscrito del Poema del Cid a la Biblioteca Nacional de España. Entre los presentes, Ramón Menéndez Pidal (1869-1968).

 

Donación a la BNE del Cantar del mio CId
Representantes de la Fundación Juan March, la Biblioteca Nacional, el Gobierno y Ramón Menéndez Pidal (cuarto por la derecha), en el acto de entrega del códice del Cantar de Mío Cid, el 20 de diciembre de 1960. Abajo, la portada y los primeros versos del manuscrito. HERMES PATO EFE

 

Menéndez Pidal firmando el documento por el que el Cantar del mio Cid pasa a ser propiedad de la BNE.
Menéndez Pidal firmando el documento por el que el Cantar del mio Cid pasa a ser propiedad de la BNE.

Más allá de su valor económico, que podría superar por mucho los 2,5 millones de euros, según sostienen varias casas de subastas, el encanto de este tesoro, tal y como firmaba Dámaso Alonso para ABC, es más bien el del símbolo, el de una reliquia «en la que parece resumirse el impulso de nuestra nacionalidad». Menéndez Pidal, también en ABC, matizaba el carácter «nacional» de la obra. «El “Poema del Cid” no es nacional por el patriotismo que en él se manifieste, sino más bien como retrato del pueblo donde se escribió». ¿Y cómo era este pueblo? «En el Cid se reflejan las más nobles cualidades del pueblo que le hizo su héroe: el amor a la familia, que anima la ejecución de las más altas y absorbentes empresas; la fidelidad inquebrantable; la generosidad magnánima y altanera aun para con el Rey; la intensidad del sentimiento y la leal sobriedad de la expresión», añadía.

Exposición “Dos españoles en la historia: el Cid y Ramón Menéndez Pidal” .

Cartel exposición El Cid y Ramón Menéndez Pidal en la Biblioteca Nacional.
Cartel exposición El Cid y Ramón Menéndez Pidal en la Biblioteca Nacional.

Y ahora, cuando se cumplen 150 años del nacimiento de Ramón Menéndez Pidal, la BNE junto a la Fundación Ramón Menéndez Pidal, con la colaboración de la Fundación Ramón Areces, han organizado la exposición “Dos españoles en la historia: el Cid y Ramón Menéndez Pidal” .

La directora de la BNE, Ana Santos, explica que han elegido este momento para mostrar por primera vez en sociedad el códice del Cantar del mío Cid,  como parte del homenaje a Ramón Menéndez Pidal. “Conocemos el excepcional valor universal de este manuscrito y su significado para la cultura española, por eso queremos que todos puedan también conocerlo. También sabemos que, como ejemplar único, la Biblioteca Nacional tiene una enorme responsabilidad en su custodia y conservación, por eso vamos a extremar las condiciones para garantizar que no sufra el menor daño”, explica.

Se trata de una joya bibliográfica extremadamente valiosa. Se encuentra en delicado estado aunque está casi completa. De las 74 páginas de pergamino del original,  en el códice faltan tres: la inicial y las que siguen a los versos 2.337 y 3.507. Por todo ello,debido a las medidas de conservación que deben adoptarse, el códice solo estará expuesto,en la Antesala del Salón General de la BNE, durante los primeros 15 días de la muestra, ya que después será sustituida por un facsímil hasta el 22 de septiembre, aunque la institución analiza la posibilidad de sacarla también el último día. 

La directora de la institución, Ana Santos, explica que los informes técnicos realizados concluyen que “no hay problema para su exposición manteniendo los mismos valores de conservación que tiene en la cámara acorazada donde se guarda”, para lo que “se ha encargado una vitrina especial, completamente hermética”, en la que se mostrará el documento solo por las hojas que estén en buen estado.

La muestra abordará también las investigaciones de Menéndez Pidal así como la imagen proyectada durante generaciones sobre la figura del Campeador, a través de fuentes literarias y artísticas desde la Edad Media a la actualidad.

 

Códice del Cantar del mio Cid
Códice del Cantar del mio Cid

Actividades organizadas durante la exposición “Dos españoles en la historia: el Cid y Ramón Menéndez Pidal” .

Paralelamente a la exposición, la Fundación Menéndez Pidal y la Biblioteca Nacional han organizado la conferencia “Don Ramón y la épica: crónica de una relación vital”, que tendrá lugar el mismo día de la inauguración, el 5 de junio, a las 19 horas,  a cargo de Alberto Montaner. El acto versará sobre la fundamental dedicación de Menéndez Pidal al campo de los estudios épicos medievales y sus aportaciones a la investigación en esta área. Una labor ingente de investigación, en la que realizó aportaciones de gran trascendencia, buena parte de las cuales, a pesar del tiempo transcurrido, mantienen su vigencia.

El viernes 7 de junio comenzará el taller Con pluma y tintero. Sesiones de caligrafía histórica. A través de las obras de R. Menéndez Pidal. A cargo de Ricardo Vicente Placed, el taller se extenderá hasta el 9 de junio en el Museo de la BNE. En él, se presentarán cuatro sesiones diferentes de caligrafía histórica, recorriendo algunos de los títulos más señeros del pionero en el pensamiento científico filológico.

El jueves 13 de junio estará marcado por la voz de Antonio Rossell, que protagonizará la Canta de mío Cid a las 19h. Esta actividad, paralela a la exposición, transmitirá la historia y la leyenda del héroe de manera que el público entienda el texto medieval.

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Condesa de Bobadilla
Condesa de Bobadilla

Celia Fernández de Landa Lastra, Condesa de Bobadilla, es licenciada en Farmacia, graduada en Nutrición y Dietética y diplomada en Óptica y Optometría. Por su formación académica y profesión es una experta en salud, belleza y gastronomía. Amante del arte y el cine, considera la moda como otra forma de expresión artística. Dirige la sección de Modus Viviendi y colabora con artículos en las de Arte y Cultura y Agenda Cultural.

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