
Don Felipe y Doña Letizia comenzaron su viaje a Sevilla en el Real Alcázar, allí presidieron la III reunión del Pleno de la Comisión Nacional para la conmemoración del V Centenario de la expedición de la primera vuelta al mundo de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano. Les acompañaron, entre otras personalidades, la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo (que es presidenta de la comisión); la ministra de Hacienda, María Jesús Montero; la de Defensa, Margarita Robles; y el de Cultura, José Guirao.
Posteriormente, Sus Majestades los Reyes se trasladaron al Archivo General de Indias, donde inauguraron la exposición “El viaje más largo”, continuación del preámbulo “El Sueño: de la idea al proyecto”, que gira en torno a la primera vuelta al mundo y la importancia del “viaje” para la evolución del hombre. Los Reyes recorrieron esta exposición junto al presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, autoridades y miembros de la Comisión Nacional.
106 piezas y textos originales tanto del Archivo de Indias como de otras instituciones españolas y europeas componen esta exposición organizada por Acción Cultural Española y el Ministerio de Cultura y Deporte y patrocinada por la Fundación Unicaja. De entre las colaboraciones internacionales, destaca la de Portugal, país natal de Magallanes, principalmente el Archivo Nacional Torre do Tombo, en Lisboa; también la de la Biblioteca Nacional de Francia; y entre las españolas, la Biblioteca Nacional de España, el Museo de América, el Museo de Arte Oriental de Valladolid y la Real Academia de la Historia, entre otras muchas.
Los testamentos de Magallanes y Elcano; una carta de este último a Carlos I; el original del Tratado de Tordesillas por el que España y Portugal se repartieron sus zonas de influencia en el mundo; y la “Historia General de las Indias” manuscrita por fray Bartolomé de las Casas forman parte destacada de esta exposición.
También podemos ver documentos originales con las instrucciones de Carlos I a Fernando de Magallanes; la relación de tripulantes y de gastos para la organización de viaje; ediciones históricas de las crónicas del viaje de Pigafetta, Albo, Mafra y Genovés, y la carta del secretario de Carlos I, Maximiliano Transilvano.
A todo ello se suman la escultura de un joven Carlos I, procedente del Museo Nacional de Escultura de Valladolid y la talla de la Virgen de la Victoria a la que los expedicionarios supervivientes acudieron a agradecer su protección nada más regresar del viaje. Una escultura que se encuentra en la iglesia sevillana de Santa Ana y que ha sido restaurada con motivo de esta conmemoración.
Los organizadores resaltan que se trata de divulgar lo que fue una epopeya humana y rendir homenaje al espíritu explorador del hombre y su actitud ante lo desconocido en un año en el que se conmemora también el 50 aniversario de la llegada a la Luna.
Cuando en febrero se cierre esta exposición en Sevilla, se trasladará al Museo de San Telmo, en San Sebastián, donde permanecerá entre junio y septiembre del próximo año.
Para finalizar la visita a la exposición, Don Felipe y Doña Letizia mantuvieron un breve encuentro con los miembros del comité especializado para la coordinación de los actos conmemorativos del V Centenario de la partida de la expedición de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano.
La gran gesta de Magallanes y Elcano.
En 2019 se cumple el quinto centenario del inicio de la expedición naval promovida por la Corona de España y capitaneada inicialmente por el navegante portugués al servicio de la Corona española Fernando de Magallanes, con el propósito de abrir una nueva ruta a las islas de las Especias. Nombrado por el entonces joven Rey Carlos I de España «gobernador, adelantado, capitán general de la Armada para el descubrimiento de la especería», Magallanes partió de Sevilla la mañana del lunes 10 de agosto de 1519 al mando de cinco naves y doscientos sesenta y cinco hombres, de los cuales el 64 por ciento eran españoles y el resto se repartía entre nueve nacionalidades diferentes.
Esta empresa naval, que requirió de enorme tenacidad y esfuerzo para superar múltiples penalidades, condujo tres años más tarde a completar la hazaña descomunal de la primera vuelta al mundo, finalmente culminada gracias al arrojo, valor, destreza marinera y visión de Juan Sebastián de Elcano, marino natural de la localidad guipuzcoana de Guetaria, que estuvo de regreso en Sevilla el día 6 de septiembre de 1522.
Una travesía que les llevó de Sanlúcar de Barrameda a Tenerife, costas de Sierra Leona, Río de Janeiro, el Río de la Plata, por entonces conocido como Río de Solís, la Patagonia, la Tierra del Fuego y el Estrecho al que, con el tiempo, se le dio nombre del mencionado capitán general, el Pacífico y las islas Marianas, las islas Filipinas, Sumatra y las Molucas, el cabo de Buena Esperanza y las islas Cabo Verde para retornar al puerto de donde había zarpado.
“Mas sabrá su Alta Majestad lo que en más avemos de estimar y temer es que hemos descubierto e redondeado toda la redondeza del mundo, yendo por el occidente e veniendo por el oriente”.
Con esta frase, Juan Sebastián Elcano resumía al Rey Carlos I, los tres años que duró la expedición a las islas Molucas a través de la ruta occidental y que se convirtió en la primera vuelta al mundo. Datada en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), la carta del 6 de septiembre de 1522, que da cuenta de esta gesta, es uno de los principales reclamos de esta exposición.
Las extraordinarias cualidades puestas de manifiesto por Elcano durante esta travesía, sirven hoy de ejemplo e inspiración a los Guardiamarinas de la Armada española, la cual honra, desde hace noventa años, al marino vasco por haber bautizado su emblemático y simbólico buque escuela, auténtico embajador de España en los puertos que visita.
Tan asombroso periplo de nuestra Marina, a través de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico y los continentes de Europa, América, Oceanía, Asia y África supuso un decisivo avance científico al confirmar la redondez de la Tierra, revalidando el legado de la antigüedad, y un paso de gigante en la apertura a escala mundial de los conocimientos, las comunicaciones y los intercambios de todo orden, así como en el desarrollo y proyección de Europa y, en especial, de los países ibéricos.
A ello se une la diversidad de ámbitos a los que esta hazaña ha demostrado, a lo largo de estos quinientos años, imprimir su impronta: el naval, el comercial, el científico, el humano y humanístico, entre otros, y todo ello, como ya se ha indicado, en un contexto internacional y globalizador.
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