Texto: Javier Terán Conde.
Por cuarto año consecutivo, el Lebanon Camp Project que organiza la Asamblea española de la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de Malta, Rodas y Jerusalén tuvo lugar entre el 14 y 29 de agosto en `Beit El Tofl` Casa de las Hermanas del Perpetuo Socorro en Kfardebian, Keserwan, Montaña de El Líbano, en un área a 45 Km de Beirut conocida por su turismo de montaña y esquí donde predomina la presencia de cristianos maronitas.
EL 14 de agosto por la mañana, partimos la expedición melitense desde el aeropuerto de Madrid con dirección a Beirut haciendo escala en Roma. El grupo lo formábamos una treintena de voluntarios de todas las edades y miembros de la S.O.M bajo la dirección espiritual del Pater Manuel Fanjul, Capellán del Subpriorato de San Jorge y Santiago, junto con el responsable del proyecto Masul Nicolás Otegui, Jefe del equipo español y de todas las delegaciones por países que concurren en el proyecto asistencial.
El Lebanon Camp Project consiste en dos semanas de ocio y convivencia con nuestros señores los enfermos, atendiendo a sus necesidades físicas y psicológicas, en un entorno rodeados de amor, cariño y afecto.
La organización es clave para el buen desarrollo del campamento ya que para atender a los enfermos (Guests) necesitamos encargados de logística, `Mamis y Papis´ en la parte de comidas, cocina y lavandería y unos `Team
Leaders` que organizan a los equipos de Helpers (ayudantes) en los distintos cometidos como es la limpieza de la casa, el reparto de guardias nocturnas, y la asistencia humana al Helper con su Guest.
También contamos con la ayuda de jóvenes voluntarios de la Asamblea libanesa de la Orden de Malta, para la traducción del idioma árabe, emergencias serias, además de que al conocer a la perfección las costumbres locales del país, animan mucho a nuestros `Guests´, con sus actividades y bailes.
Para mi, este ha sido el 2º año consecutivo que participo en el Lebanon Camp y ninguna experiencia es igual. En estas dos semanas, me he enfrentado a muchas situaciones diferentes y he convivido con emociones de tristeza, alegría, amor, etcétera. Unas han sido bendiciones inenarrables que me han llenado de dicha y regocijo; otras, barreras insalvables que me han hecho encontrarme con sentimientos de frustración y tristeza; pero en todos los casos, Dios me ha acogido abriéndome sus manos y mis amigos del Camp me han demostrado su apoyo incondicional, solidaridad y amor sin fronteras.
Durante mi estancia, pude atender a dos enfermos muy diferentes entre sí. El primero era un chico llamado Ali que cambiaba de actitud rápidamente, pasando del enojo al más tierno cariño. No fue fácil, pero paciencia, comprensión y ternura se conseguían resultados sorprendentes con este muchacho, logrando mantener su ira bajo control.
Y el segundo, una mujer con la que he creado un vínculo muy especial. Se llama Joumana, y es una muchacha increíble, que hace danza del vientre y nada en el mar, a la que le gusta hablar y compartir juegos; y de la que me quedo con su rosario, la pulsera de la virgen María que me regaló, su rostro angelical y sus graciosísimas imitaciones del pato Donald.
Por último, comentar que fuimos de excursión a la playa con nuestros Guests, al Santuario de Harissa a rezar, al complejo arqueológico de Baalbek, al Zoológico y hicimos una gran fiesta de fraternidad en un restaurante mexicano como despedida a dos semanas increíbles de voluntariado.
Del Lebanon Camp Project regreso con las maletas llenas de experiencias únicas, nuevos amigos, más tolerancia y comprensión, y un corazón lleno de amor por compartir con los que más lo necesitan. Sin duda volveré.
Hay dos tipos de guerreros: los que luchan y los que sostienen a los que luchan. Nosotros ya luchamos pero necesitamos tu pequeña ayuda para seguir haciéndolo.
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