
Alfonso Beccar medita sobre el sentido de la festividad cristiana que celebramos hoy, conectando genealogía con memoria y oración.
Texto: Alfonso Beccar Varela (Argentina).
Siempre pensé que, a falta de un santo patrono de la genealogía (aunque San Mateo, que empieza su Evangelio con una genealogía de Jesús es un buen candidato), el 2 de Noviembre, fiesta de los Fieles Difuntos, es lo más próximo que tenemos a una fiesta de los antepasados…
Durante esta fiesta -cuyo objetivo es orar por aquellos que han concluido su vida terrena – no recemos solamente por aquellos familiares próximos, aquellos cuyo salto a la eternidad (tal vez reciente) todavía nos duele: hermanos… padres… abuelos… ¡hijos! que conocimos íntimamente y dejaron huella en nuestra vida, nuestra personalidad, nuestros sueños, y dejaron atrás sus cuerpos, sus recuerdos, sus historias y o sus pertenencias.
Acordémonos también -¡porque no!- de aquellos antepasados más remotos que siempre fueron parte de nuestra historia familiar, que brillan en nuestro árbol genealógico, que tal vez de jóvenes – sino de chicos- conocimos y con los que establecimos una conexión llena de orgullo: el genearca, la artista, el conquistador, la filántropa, el prócer, el empresario exitoso… aquellos que un país entero tal vez los tiene como suyos, pero sólo de nosotros recibirán el título de abuelo… de pariente.
Acordémonos especialmente también este año, de aquellos desconocidos que irrumpieron en nuestras vidas, saltando de la página de un libro, un estudio genealógico o, porque no, de un sitio como Genealogía Familiar http://www.genealogiafamiliar.net, y se introdujeron en nuestras vidas reclamando esa familiaridad que el parentesco les otorga.
Recemos por todos estos antepasados, y, sin necesariamente entender la forma misteriosa con que la Providencia teje el tapiz de la historia de cada familia y de cada país, agradezcámosles la parte que cada uno de los que nos precedió contribuyó hacia lo que somos nosotros hoy.
Porque vivir en nuestro recuerdo es, después de la salvación eterna, lo más parecido a la inmortalidad que podemos darles.
Hay dos tipos de guerreros: los que luchan y los que sostienen a los que luchan. Nosotros ya luchamos pero necesitamos tu pequeña ayuda para seguir haciéndolo.
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